domingo, 12 de enero de 2014


SANTOS DEL NUEVO MILENIO
¡Dios te necesita Joven!


A propósito del mensaje que circula en la red titulado “Santos del Nuevo Milenio” y que muchos han atribuido a S.S. Juan Pablo II o a S.S. Francisco y aunque en realidad las agencias informativas católicas han desmentido este rumor sobre su autoría, aunque no sepamos bien quien ha escrito este mensaje, me parece interesante explicarlo y mencionarlo en este espacio. Quisiera que la reflexión de este mensaje sirviera como animo a los jóvenes que viven su fe dentro de la Iglesia católica y que en ocasiones ven la fe como aburrida y la santidad como inalcanzable. El mensaje dice:

"Necesitamos santos sin velo, sin sotana. Necesitamos santos de jeans y zapatillas.
Necesitamos santos que vayan al cine, escuchen música y paseen con sus amigos.
Necesitamos santos que coloquen a Dios en primer lugar y que sobresalgan en la Universidad.
Necesitamos santos que busquen tiempo cada día para rezar y que sepan enamorar en la pureza y castidad, o que consagren su castidad.
Necesitamos santos modernos, santos del siglo XXI con una espiritualidad insertada en nuestro tiempo.
Necesitamos santos comprometidos con los pobres y los necesarios cambios sociales.
Necesitamos santos que vivan en el mundo, se santifiquen en el mundo y que no tengan miedo de vivir en el mundo.
Necesitamos santos que tomen Coca Cola y coman hot-dogs, que sean internautas, que escuchen iPod.
Necesitamos santos que amen la Eucaristía y que no tengan vergüenza de tomar una cerveza o comer pizza el fin de semana con los amigos.
Necesitamos santos a los que les guste el cine, el teatro, la música, la danza, el deporte.
Necesitamos santos sociables, abiertos, normales, amigos, alegres, compañeros.
Necesitamos santos que estén en el mundo y que sepan saborear las cosas puras y buenas del mundo, pero sin ser mundanos".

Dios necesita nuevos santos, de acuerdo al tiempo moderno en que estamos viviendo, que vivan en el mundo pero sin ser mundanos, que convivan con los demás sin dejarse llevar por la corriente de un mundo sin Dios. El Señor necesita santos del Nuevo Milenio atrevidos, valientes, que no se dejen seducir por el engaño del maligno.

Se irá mencionando lo que dice el Mensaje en cursivas, empezando por la primera frase: "Necesitamos santos sin velo, sin sotana”. Quiere decir que no necesitas ser un sacerdote, un obispo, un religioso o una monja para vivir en Santidad, tu puedes ser Santo desde tu propia vida, siendo estudiante, teniendo amigos, disfrutando la vida sanamente, siendo alegre.

“Necesitamos santos de jeans y zapatillas (Tenis)” –dice el mensaje-, es decir; Santos que puedan vestir como jóvenes y ser jóvenes sin necesidad de cambiar su forma de vestir, sino que se sientan cómodos y que el camino de Dios no sea incomodo para ellos.

“Necesitamos santos que vayan al cine, escuchen música y paseen con sus amigos”; Dios no te llama para apartarte del mundo, sino simplemente para que no seas del mundo sino que le pertenezcas a Él, tienes que estar en el mundo, vivir en el pero consciente de que no le perteneces al mundo  (Jn 17,16). Dios no te prohíbe que te diviertas, solo te pide que seas responsable con las decisiones que tomas.

“Necesitamos santos que coloquen a Dios en primer lugar y que sobresalgan en la Universidad”. Dios tiene que ser lo más importante en tu vida, más que cualquier ídolo, artista o modelo que te guste y que te llame la atención. Cuando sentimos el llamado de Dios, experimentamos como jóvenes una confusión, de repente creemos que tenemos que renunciar de inmediato a todo lo que hay en nuestra vida, queremos abandonar los estudios para dedicarnos a Dios, pero Dios no te pide eso, Él desea que tú te superes, que seas triunfador en todos los ambientes que tu pises, que termines la escuela, que seas responsable con tu estudio, que te esmeres por terminar tu preparatoria o tu carrera, Dios no quiere verte derrotado en la vida al no tener estudios y fracasar en terminarlos, ¿qué amigo querría eso?... Dios quiere verte avanzar y superarte, ser un profesionista que sea justo y bueno, recto y sin nada que ocultar. Tu vocación como joven es ser buen estudiante, ser buen hijo, ser buen amigo.

“Necesitamos santos que busquen tiempo cada día para rezar y que sepan enamorar en la pureza y castidad, o que consagren su castidad”; Dios quiere tener una relación contigo, escuchar tus inquietudes, pasar tiempo contigo, alegrarse contigo, sufrir contigo, llorar contigo, consolarte en los momentos difíciles, brincar de alegría cuando algo bueno te pase, acompañarte en tu vida, pero para eso necesita que le hables, que ores con El, que le platiques tus problemas y le preguntes sobre tus dudas, aunque parezcan tontas, Dios es tu amigo y quiere saber todo de ti. Considéralo tu amigo, háblale, como lo haces con tus mejores amigos, ábrele tu corazón, el nunca te defraudara, todos los días debes hablarle y pasar tiempo con Él para que se vuelva tu mejor amigo, eso es lo que Él quiere. Dios no te prohíbe como joven que tengas novio o novia, al contrario, Dios invento el amor de pareja y quiere que vivas el amor verdadero, aquel que es respetuoso de la pareja, que no es libidinoso, morboso o lujurioso sino que es puro, sin interés, aquel que es gratuito.

“Necesitamos santos modernos, santos del siglo XXI con una espiritualidad insertada en nuestro tiempo”, es decir; santos cuya espiritualidad no signifique estar encerrados en un convento sino que puedan evangelizar en las redes sociales, que puedan vivir su fe y comunicarla por cualquier medio, que manden mensajes de texto para animar a los que están en problemas, santos que se atrevan a vivir el camino evangélico en medio de un mundo olvidado de Dios y hostil a lo sagrado. Dios necesita jóvenes que le amen y no se avergüencen de mostrarlo y declararlo al mundo.

“Necesitamos santos comprometidos con los pobres y los necesarios cambios sociales”, es decir; jóvenes que se preocupen por los necesitados, que reserven tiempo para la caridad, que den de comer al hambriento, que vistan al que no tiene ropa, que visiten a los enfermos y a los presos, que se organicen para un fin noble y se solidaricen con el que más necesita y que todo esto lo hagan por amor. Dios necesita jóvenes que no permitan la injusticia y que luchen para derrotarla, que rechacen la corrupción, que no participen en la ideología de soberbia y egoísmo que rige al mundo, que se preocupen por su prójimo y sean protagonistas en los cambios sociales, jóvenes que “hagan lío” como dijo el Papa Francisco, que no se queden en la comodidad de su vida segura, sino que se atrevan a poner en peligro su comodidad para darse por los demás y que en este servicio encuentren su alegría.

“Necesitamos santos que vivan en el mundo, se santifiquen en el mundo y que no tengan miedo de vivir en el mundo”, es decir; santos que no dejen su vida cotidiana por elegir seguir a Cristo sino que lleven a Jesús a todos los lugares a donde vayan y transformen a los que están a su alrededor con la verdad que poseen. Se necesitan jóvenes que  prediquen no con sus palabras sino con su testimonio de vida, que sean luz en medio de las tinieblas que les rodean y que iluminen todos los ambientes con los que convivan, que sean sal que le de sabor al mundo a través de su forma de vivir (Mt 5,13-14). Dios necesita jóvenes valientes que esparzan la semilla de la bondad y del amor aunque sean criticados y perseguidos, jóvenes que sepan amar, pues el amor echa fuera el miedo (1 Jn 4,18).

“Necesitamos santos que tomen Coca Cola y coman hot-dogs, que sean internautas, que escuchen iPod”. Dios necesita santos jóvenes, que les guste lo que a los demás jóvenes, pero solo lo bueno, que no se contaminen de lo malo que el mundo ofrece. Hoy se necesitan jóvenes que lleven a Jesús a donde no está, en los antros, en las fiestas, en las reuniones con amigos, en los deportes, en facebook, en twitter, etc; en las actividades más olvidadas por la Iglesia, jóvenes que escuchen música cristiana en su ipod, que hagan ejercicio, que estén enterados de lo que está de moda en los jóvenes y lleven el evangelio ahí donde solo un joven puede entrar.

“Necesitamos santos que amen la Eucaristía y que no tengan vergüenza de tomar una cerveza o comer pizza el fin de semana con los amigos”. Dios necesita jóvenes que no se aburran en la iglesia, que acudan a celebrar los sacramentos y sean sabios al obtener la gracia del Señor que en ellos está presente. Jóvenes que vayan a misa y sean ejemplos de los adultos al celebrar dignamente este misterio. Jóvenes que valoren el sacrificio del Señor por todos nosotros y que vivan con la fuerza y la felicidad que obtiene el que es llenado por el Señor al consumir la eucaristía. Jóvenes que no sean santurrones, es decir; que no vean todo como malo, que puedan tomar una cerveza pero no emborracharse, que se dominen a sí mismos, que controlen sus pasiones. Dios necesita jóvenes que vivan de manera libre y no hagan las cosas solo por lo que los demás piensen que está bien o mal, que sean auténticos.

“Necesitamos santos a los que les guste el cine, el teatro, la música, la danza, el deporte”. Dios quieres divertirse contigo, Dios también se goza cuando tu estas contento, no te quiere triste, cansado de la vida, no te quiere deprimido, no te quiere enojado, ni frustrado, ni estresado. Dios quiere que te diviertas sanamente, yendo al cine, al teatro, escuchando música, interesándote por el arte, practicando el baile, la danza. Dios quiere santos que practiquen un deporte, que vayan al gimnasio, que se preocupen por su salud, pero no solo corporal sino espiritual, que tengan una mente sana en un cuerpo sano y mas aun, que tengan un cuerpo sano por tener un espíritu sano.

“Necesitamos santos sociables, abiertos, normales, amigos, alegres, compañeros”. Los santos que Dios necesita en este momento son jóvenes que convivan con los demás, que sean amigables, que interactúen con los demás y no se sientan raros. Jóvenes que tengan muchos amigos y les ofrezcan una buena amistad, que rían, que jueguen, que no estén todo el tiempo serios, que tengan animo y ganas de hacer las cosas, jóvenes que no parezcan viejitos. Estos son los nuevos santos de hoy, los jóvenes que hemos mencionado, aquellos que ofrecen a un Cristo actual y cercano a todos, que espera con los brazos abiertos aun a los jóvenes ateos, a los que atacan a la iglesia o a los que no creen. Como bien dice el mensaje: “Necesitamos santos que estén en el mundo y que sepan saborear las cosas puras y buenas del mundo, pero sin ser mundanos”. 


Con cariño para todos los jóvenes:
Su amigo Victor H. Mena Hernandez


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