PREGUNTA:
¿Por
qué cada vez más gente abandona la Iglesia Católica?
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Diversas razones hacen que los católicos abandonen
el seno de la Iglesia Católica que los vio nacer y acepten ingresar a una secta
de las muchas que existen hoy en día y que no son más que derivaciones de la
religión que Jesús fundo, pero que ya no conservan ni las enseñanzas, ni la fe
del Maestro. Intentare enumerar las principales para dar respuesta a tal pregunta.
PRIMERA RAZON:
LA
SECULARIZACION
La secularización es el proceso que experimentan las
sociedades a partir del momento en que la religión y sus instituciones pierden
influencia sobre ellas, de modo que otras esferas del saber van ocupando su
lugar. Con la secularización, lo sagrado cede el paso a lo profano y lo
religioso se convierte en secular. La secularización implica una
“mundanización” de la religión y la sociedad, pero también implica una pérdida
de valor religioso en una sociedad. Hoy en dia en nuestro contexto mundial
todas las grandes religiones, no solo la católica experimentan la pérdida de
sus integrantes por el fenómeno de la secularización en donde la fe, la religión,
las cosas santas, la vida en Cristo, etc; le van pareciendo a las sociedades
modernas como anticuado, inadecuado en los nuevos tiempos, fuera de lugar,
innecesario o un acoso a su libertad. Lamentablemente en México pasa lo mismo
aunque en menor medida comparado con otras culturas como las europeas en donde
la gente y especialmente los jóvenes ya no les interesa nada que tenga que ver
con la Iglesia católica. Esto es de entenderse porque todos los sistemas políticos
democráticos llevan al colapso de las grandes instituciones y al desprestigio
de estas, es un proceso seguro en los países con “democracia”.
Aunado a esto se encuentra el fenómeno del relativismo que
hace creer a sus partidarios que nada es absoluto sino todo es relativo, por lo
tanto para esta ideología, no hay que empeñarnos completamente en algo
concreto, no hay que poner nuestra fe y nuestra atención en algo que solo es
relativo. El relativismo es una postura absurda debido a que si todo fuera
relativo, entonces también esta teoría lo seria y no habría que seguirla por lo
que se contrapone a si misma.
SEGUNDA RAZON:
EL ANTITESTIMONIO
SACERDOTAL.
Generalmente el antitestimonio sacerdotal es uno de
los detonadores para que el creyente diga adiós y se refugie en un movimiento
religioso alterno. Esta es la razón más grave y más urgente de atacar. Este
antitestimonio ha tomado los siguientes matices:
a)
PECADOS
SEXUALES.- Los últimos años han sido testigos de
múltiples casos de escándalos sexuales y pederastia por parte de los sacerdotes
católicos que no han respetado su promesa de castidad eterna y han atentado
contra su consagración. Casos de sacerdotes que terminan viviendo con una mujer
de su feligresía o abusando de los niños que lo ayudan o saliéndose de la
Iglesia por sus pecados carnales son un signo de los tiempos que la Jerarquía
de la Iglesia debe interpretar como una crisis tremenda en los valores, fe y
moral de algunos que ostentan sin merecerlo la institución sacerdotal que es
Santa al representar a nuestro Señor Jesús.
Esta condición
es muy grave dentro de nuestra Iglesia ya que la Jerarquía no ha hecho lo
suficiente para corregir este problema incurriendo en un grave pecado de
omisión; casos existen incluso en los que se encubren estos delitos y se cambia
de parroquia al sacerdote infractor premiándolo por sus pecados en vez de
entregarlo a la justicia ya que como hombre tiene que responder ante la
justicia humana si comete algún crimen.
La Iglesia está
llamada a ser luz en medio de las tinieblas y no oscuridad que nuble más al
mundo y ennegrezca aun más la triste condición del hombre apartado de Dios por
voluntad propia. La Jerarquía al ocultar estos crímenes para salvaguardarse del
escándalo y preservar la fe, lo único que hace es faltar a la verdad y a aquel
que es “El camino, la Verdad y la Vida”
(Jn 14,6), convirtiéndose así en oscuridad para los fieles que por una u
otra forma de todos modos se enteran de lo que sucede y se desaniman de la
Iglesia pensando que la Iglesia es la Jerarquía, cuando no es así, la Iglesia
está formada en un 99% por fieles que no somos sacerdotes ordenados.
La solución de
ninguna manera esta en tachar a todos los sacerdotes de pederastas o depravados
sexuales, ni siquiera en juzgar a alguno que al ser hombre falle ante los
impulsos de su cuerpo y abandone el ministerios sacerdotal para huir con alguna
hermana, ya que el problema no está en que sean humanos y tengan errores sino
en que han abandonado su oración. Cuando esto pasa el sacerdote ve a su
ministerio como a un trabajo por el que le remuneran adecuadamente y olvida lo
que es: Un servidor de Dios que está llamado a la santidad de una manera muy
especial. Al perder su espiritualidad el sacerdote acoge la vida de pecado y
oculta esta vida a los demás, teniendo una doble vida y convirtiéndose en
hipócrita como los fariseos del tiempo de Jesús. Este abandonar su
espiritualidad en gran parte se debe a que el sacerdote se encuentra solo
dirigiendo una parroquia y no tiene un grupo de hermanos que lo ayuden, lo
animen, lo corrijan y lo sostengan a través de su oración y su testimonio; hay
que entender que nadie debe estar solo, ningún líder es perfecto y mucho menos
los que nos hemos consagrado a Dios, tan tentados por el maligno.
Hay que aclarar
que también existen sacerdotes santos que aman a Dios sobre todas las cosas y
trabajan como verdaderos pastores iluminando y conduciendo a los fieles. De
ello soy testigo ya que durante mi ministerio de predicación de la Palabra de
Dios por toda la republica me he maravillado en encontrar a estos hombres cuya
santidad es evidente y da mucho fruto en la vida de su feligresía.
Contra
los pecados sexuales.- Para atacar el antitestimonio de
nuestros sacerdotes hay que entender que Dios nos llama en esta particular
crisis de la Iglesia a ofrecernos completamente a Dios en cuerpo y alma,
ofrecerle nuestra conversión y nuestro testimonio de vida por la purificación y
santidad de todos los sacerdotes del mundo, convirtiéndonos en hombres de
oración y ayuno que sean congruentes y tengan una vida coherente.
Convirtiéndonos en hombres asi, y orando por nuestros sacerdotes ganaremos la
batalla contra el maligno que intenta desviar de su santo ministerio a todos
los consagrados de Cristo, si lo dejamos solos caerán, si los sostenemos con
nuestra fe y obras e intercedemos por ellos en oración, nada podrá el enemigo
contra ellos. Por tanto la presente situación es un llamado a los laicos a
santificarnos en la verdad para después santificar a los que se han desviado,
sacerdote o laicos.
b)
SOBERBIA.- La
soberbia es el peor pecado que podamos encontrar. Afecta al hombre de una
manera tan intensa y tan sutil que lo hace caer en las garras del maligno y deformarse,
como paso con el demonio cuando por soberbia sintió ser igual a Dios y quiso
quitarle su trono, atrayendo a tantos ángeles a la perdición que tiene deparado
todo el que ejercite esta soberbia que consume el alma y te priva del bien mas
grande que existe: Dios. También muchos sacerdotes ejercitan este tremendo
pecado de soberbia y se vuelven orgullosos de sí mismos, de sus logros, de sus
estudios e inteligencia, el demonio ya los ha engañado para que crean que son
mejores que los demás, mas especiales, más valiosos para Dios, piensan que
están en otra posición y otra condición mas privilegiada por encima de los
demás fieles, por lo tanto siempre andan queriendo pasar por encima de ellos.
¡Cuántos sacerdotes
no hay que su soberbia y orgullo los llevan a alejarse de la gente y rodearse
únicamente de los falsos colaboradores que les endulzan el oído, exaltándolos y
adulándolos, haciendo que su soberbia crezca hasta las nubes!.
En qué tiempo de
la historia estamos que los que tendrían que cuidar al pueblo de Dios lo
descuidan y lo entregan a las fieras (ideologías contrarias al evangelio,
separatistas protestantes interesados solo en su dinero, magia, superstición,
hechicería, esoterismo y demás obras de Satanás) para que los devoren. ¿Qué
tipo de pastores tenemos que ofenden al laico y le corren del templo creyendo
que la Iglesia es suya y haciendo lo que quieran con sus ovejas? La situación
es muy delicada, no es solo una cuestión de errores aislados sino de imitación,
porque la soberbia ha proliferado tanto en formadores de los seminarios e
incluso la han encontrado en sus propios obispos! Pero… ¿De qué nos extrañamos?
¿No acaso todos somos hombres susceptibles al pecado? ¿Es acaso mágica la
consagración al Señor para que al momento de realizarla como por arte de magia
quedemos exentos del error y del pecado? Claro que no, todo lo contrario, somos
una Iglesia que ha sido llamada la Santa Prostituta. Que no nos duela o nos
espante este nombre, la Iglesia es pecadora por nosotros, por sus integrantes,
porque nada en nosotros mismos como hombres es puro sino todo lo contrario.
Pero la Iglesia también en Santa única y exclusivamente porque Cristo es la
Cabeza de la Iglesia, él la guía misteriosamente a través de su Santo Espíritu
conduciéndola a la verdad completa.
También hoy hay
un panorama de esperanza en la forma de sacerdotes humildes y sencillos que
aunque sean la gran minoría resplandecen como oro iluminado por el sol,
marcándonos el camino verdadero de la pobreza, el desprendimiento, la humildad
y el amor.
Contra la Soberbia.-
Debemos empezar a discernir más adecuadamente las vocaciones sacerdotales y a
suscitarlas en todas nuestras parroquias. No permitir que los seminaristas
decidan ser sacerdotes por las razones equivocadas: porque los dejo su novia,
por la pobreza en que viven o que quieren ayudar a su familia, porque no hay
una buena opción de estudio y por eso se considera al seminario como la mejor
opción, por no encontrar sentido a su vida y querer encontrar en el seminario
el camino adecuado. La vocación debe ser por amor a Dios, por haber descubierto
en el Señor la más grande razón de nuestra vida, por estar tan enamorados de
Dios que optemos por amarlo con un amor especial, tan intenso que no acepta más
que entregarse a si mismo consagrándole la vida resultando un corazón indiviso.
Recordemos que la más grande arma contra la soberbia es la humildad, ella
desarma y desenmascara a la soberbia dejándola derrotada, ejercitemos hermanos
esta gran virtud de Cristo, combatamos la soberbia con la humildad, ya que
hasta el más soberbio nada puede contra el hombre humilde. Oremos también al
dueño de la mies que mande buenos obreros a trabajar en nuestras comunidades,
si no oramos, si no trabajamos y también nosotros nos esforzamos es que por eso
tenemos los pastores que bien nos merecemos.
c) MALTRATO CONTRA LOS FIELES.- Sin
duda muy común en nuestras parroquias es tener un padrecito con mal carácter y
que termine maltratando a los fieles. Cuantos testimonios me he encontrado a lo
largo de mi ministerio de hermanos y hermanas que han sido lastimados en su
corazón por el desprecio de varios sacerdotes, el ataque y la persecución que
han sufrido por haber estado en contra de una iniciativa de su párroco o haber
denunciado algún abuso de este. Muchos casos se dan en que incluso el sacerdote
corre a un hermano de la Iglesia. ¡Que tontería! Como te va a correr un hombre
si Dios te abre las puertas de los cielos a tu salvación. Lo malo en estos
casos es que los laicos somos responsables por estas ofensas al permitir que un
sacerdote nos grite, nos humille, nos maltrate o nos haga quedar como tontos
enfrente de los demás, y es que no nos damos cuenta que somos imagen y
semejanza de Dios (Gn 1,26) y hemos sido creados con esa dignidad, por lo tanto
debemos proteger esa dignidad y no dejarnos sobajar o maltratar ni por el
sacerdote, ni por nuestra pareja, ni por nuestro jefe del trabajo, ni por
nadie. Si yo permito que me ofendan es porque no me quiero ni me valoro, porque
no entiendo que la imagen de Dios en mi vida debo custodiarla y preservarla,
amarla y vivir de una manera digna, ya que Dios me hizo semejante a Él.
Contra el maltrato a los fieles.- ¡La
verdadera causa del maltrato de los sacerdotes es que muchos no conocen a
Dios!. Recuerdo el testimonio de un sacerdote del que no diré su nombre por
prudencia el cual ya era párroco hacía muchos años y un día enfermo de cáncer y
tras tratamientos y esfuerzos médicos, finalmente quedo desahuciado y
preparándose para su muerte. Humanamente ya no había nada que hacer, se creyó
perdido. Pero Dios tenía otro plan para él, el Señor permitió que experimentara
tanto sufrimiento para quebrantar su corazón alejado de Dios.
Luego Dios lo
sano y el contaba su testimonio diciendo que el realmente ¡NO CONOCIA A DIOS!,
contaba que vivió tantos años en el seminario estudiando a Jesús, que creía que
había existido y que fue un hombre ejemplar pero que de ninguna manera creía
que estaba vivo o que tenía el poder de sanar y hacer milagros como hace dos
mil años. Su opinión cambiaria al ser sujeto de ese amor misericordioso que lo
sano y le mostro que Cristo está vivo y que él era importante para Dios.
Nunca volvería a
ser igual con sus fieles, al haber experimentado ese amor ahora se atrevería a
amar. Dice la Palabra de Dios que “Quien
no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor” (1 Jn 4,8). Por eso
aquellos pastores que no aman a sus ovejas, aquellos que en vez de amarlos los
maltratan, los ofenden, los explotan, los utilizan y los desprecian, es que en
verdad no han conocido a Dios que es amor, necesitamos presentarles a Dios a
todos ellos. Pero el sacerdote que ama se gana de tal forma el agrado de sus
feligreses que lo tienen como un padre, no solamente de nombre sino de hecho,
lo buscan todo el tiempo, lo acompañan y ayudan, lo valoran y quieren, lo
siguen como un líder y lo consideran de su familia. Enseñemos a amar a aquellos
que no han conocido el amor de Dios.
d) INDIFERENCIA Y FALTA DE FE.- Quizá
el antitestimonio mas común es la indiferencia de los sacerdotes para con los
fieles y su falta de fe que debería ser rasgo inequívoco de su vocación. Muchos
sacerdotes son indiferentes a los problemas de las personas que los mantienen
con sus limosnas y cuando alguno tiene un problema y acude a ellos a buscar
consejo simplemente les dicen que vayan a sacar una cita con su secretaria,
cita que nunca llegara por estar sobrecargados de trabajo. La indiferencia de
nuestros sacerdotes es casi siempre ocasionada por la falta de visión en la
dirección de la parroquia, la visión me permite descubrir que yo solo no puedo
con todo y que tengo que constituir un equipo de coordinación parroquial o bien
el consejo pastoral parroquial, en el cual cada integrante toma una labor en
especial delegada por el sacerdote y se convierte en corresponsable en la vida
y misión de la Iglesia. El documento conclusivo de la V Conferencia del
Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida Brasil, ha determinado que
debemos pasar de una pastoral de conservación a una decididamente misionera,
pasar de solo celebrar misas a preocuparse porque los laicos la comprendan y la
celebren dignamente, preocuparse por la formación, por la oración en común, por
el compartir la vida, por enseñar a vivir de acuerdo al evangelio no es cosa
fácil.
Muchos católicos
sufren problemas muy graves económicos, familiares, espirituales, etc. Y en
medio de ellos ante la indiferencia sacerdotal y la falta de cura sus fieles
(por querer hacer todo ellos mismos) son visitados por sectas protestantes
quienes los escuchan, consuelan, apoya, oran por ellos y hasta en ocasiones les
consiguen trabajo. Esa preocupación por ellos y atención personalizada los
lleva a ganarles a los sacerdotes muchísimas almas para su secta.
La falta de fe
es otra cuestión, todos los sacerdotes deberían tener más fe que los laicos
pero en la práctica muy pocos la tienen. La mayoría la ha perdido por tanto
estudio, el centrarte tanto en los conocimientos, en la ciencia humana, en los
conceptos únicamente racionales y creer tanto en ellos hacen que perdamos la fe
en Dios. Lo digo por experiencia, estudie muchos años la Sagrada Escritura,
otros mas de Teología y otros tantos de cursos tan variados que al final me
encontraba con muy buena formación doctrinal pero con nada de espiritualidad,
con cero fe y escéptico en todo. Eso me dejo el estudio, gracias a Dios el
ministerio de la Predicación de la Palabra de Dios me fue llevando por el
camino de descubrir que Dios tiene el mismo poder de hace dos mil años, que
sigue sanando enfermos, liberando almas, dando vista a los ciegos y haciendo
caminar a los paralíticos. Encontré la fe en el contacto con la Palabra de Dios
y la oración sincera y entregada. Encontré que Dios sigue obrando de maneras
misteriosas pero que requiere de nuestra fe para actuar con poder en nuestra
vida.
Contra
la falta de fe.- Un día visite una comunidad de
Veracruz, México para predicar en un evento para jóvenes, en donde un sacerdote
me recibió diciéndome que me hincara para darme su bendición y que así pudiera
predicar bien, al principio lo tome como presunción por la forma y en tono en
que lo dijo, pero después descubrí que toda la comunidad lo amaba, lo respetaba
y le tenían mucha admiración. Uno tras otro fui descubriendo testimonios de
sanación física obrada por Dios a través de este sacerdote de enfermedades
inclusive mortales o sanaciones al borde de la muerte. Me resulto increíble, ya
había visto obrar al Espíritu Santo pero nunca tanto, jamás había encontrado
tanta gente sanada, tanta liberada y tantos milagros extraordinarios como los
que ahí encontré. Luego vino la hora santa (que fue mas de una hora) y me enoje
porque hizo que los jóvenes la vivieran hincados en el intenso sol de unos 40
grados en que estábamos, muchos se desmayaron. Me tranquilice durante la hora
santa, pues fue muy hermosa y dedicada completamente a la misericordia de Dios.
Me sorprendí al escuchar de sus propios labios que él no solo creía en la
misericordia y el amor de Dios, sino que él vivía por la misericordia y para la
misericordia divina ofreciéndose a sí mismo en sacrificio vivo por ella. Todo
lo que hacía tenía que ver con ella, en la misa, oraciones, liturgia, en todo
confiaba en el amor de Dios que -lo digo textual- “siempre actúa en nosotros,
no solo a veces, ni cuando menos lo esperemos sino siempre, pero nuestra falta
de fe nos impide experimentar sus dones”. ¡Guau!, que enseñanza, ¡con razón
tantos milagros!, ¡con razón tantos testimonios!, un sacerdote con una fe tan
intensa que lo llevaba a renunciar a todo por el amor de Cristo y el Señor
respondía eficazmente a esa fe. Hermanos sacerdotes Dios les invita a
entregarse a su amor misericordioso, a echarse un clavado a ese abismo de amor
que nunca termina y restaurar su fe en un amor tan intenso como el sol.
TERCERA RAZON:
LA FALTA DE COMUNION ENTRE
SUS MIEMBROS.
Otros
manifiestan que la Iglesia es un lugar donde no hay acompañamiento, es
despersonalizado, frío, nadie se conoce; asistir los domingos a misa es cumplir
con una obligación que salda una deuda que deberá repetirse semana a semana, no
hay sentido de comunidad, fraternidad y solidaridad. Los participantes en los
diversos grupos y movimientos eclesiales se sienten dueños de los templos
haciéndoles malas caras a los demás y teniendo actitudes de falta de caridad
para con sus hermanos. Para empeorarlo se pelean entre sí, hablan pestes unos
de otros y la separación entre ellos es la gran característica en casi todas
las parroquias.
La
falta de comunión y por lo tanto las peleas, divisiones y falta de amor entre
las parroquias de la Iglesia católica se da porque ni siquiera somos
comunidades cristianas, la sagrada escritura menciona cuatro requisitos, no
para que una comunidad sea buena, sino solo para que esta exista, son las
cuatro características sin las cuales una comunidad no existe:
“Perseveraban
en la enseñanza de los Apóstoles, la comunión, la fracción del pan y la
oración.” (Hch 2,42).
a) La
enseñanza de los Apóstoles.-
Toda comunidad cristiana ha de ofrecer formación a todos y cada uno de sus
miembros, esta formación ha de ser integral abarcando un área doctrinal, una
espiritual, una humana, una formación pastoral y en general todas aquellas
necesarias para que el hombre viva su fe. Pero en especial esta formación se
refiere a compartir el evangelio y aplicarlo a nuestra vida para recorrer el
camino de Jesús y compartir con él, el gozo de la vida. ¿En nuestra parroquia,
todos los parroquianos se forman con la Palabra de Dios y la ayuda del
Magisterio de la Iglesia? ¿O la formación está reservada para algunos líderes?
¿O quizá no hay formación porque nadie se ha preocupado en ella y al sacerdote
no le gusta que los laicos estén bien formados para que no lo cuestionen? Como
no hay formación en nuestras parroquias los católicos nos volvemos
completamente ignorantes de nuestra fe y por ello la despreciamos. Bien dice el
dicho: ¡Católico ignorante, seguro protestante! Al contrario, si algo me
interesa lo investigo, leo acerca de eso, me preocupo por aprender y busco
conocer más. Decía el sabio Pascal que fue un eminente científico pero también
un gran hombre de fe: ¡Si algo no sé, lo investigare pero no me quedare en la
ignorancia!
b)
La Oración.- Sin que en las parroquias se reúnan a hacer oración en común no
puede haber comunión, encontramos que la Iglesia Apostólica se reunía para orar
muy frecuentemente y compartían no solo el nombre de cristianos sino la fe del
cristiano pues su espiritualidad como comunidad se basaba en las asambleas o
reuniones de oración que tenían de manera fija, en un lugar en particular y a
determinada hora. En la actualidad en ninguna parroquia se reúnen todos los
feligreses para orar juntos, difícilmente los movimientos hacen un esfuerzo de oración
en común entre ellos pero sin salir de su “grupo selecto de integrantes”,
admirables son los esfuerzos que rompen ese molde (hay que mencionarlo) como
las asambleas de oración de la Renovación Carismática cuyas reuniones de oración
son abiertas a todo el que quiera ir y participar en esa oración general, que a
mi gusto debería instituirse como obligatoria para todos los fieles,
principalmente a falta de una reunión de oración que congregue a todos los
integrantes de la parroquia.
Por
eso como no hay vida de oración en común en las parroquias, los parroquianos
andan en búsqueda de su propia vida de oración y cuando encuentran en el
protestantismo un espacio para orar junto con todos sus hermanos se sienten
nacer a una vida espiritual, todo por la falta de este gran medio en nuestra
Iglesia. Esta reunión no puede ser responsabilidad exclusiva del párroco sino
de los laicos comprometidos.
c) La Fracción del Pan.- Conocida actualmente como la Eucaristia o Misa, es el único de
los cuatro elementos presentes en las parroquias, pero solo de hecho, sin
embargo; aunque hay asistencia por parte de los fieles, es raro aquel que
celebra la eucaristía dignamente, o se prepara para esta celebración, o la vive
plenamente. Dice el Concilio Vaticano II, en su Constitución Lumen Gentium N° 11
que a) “La Eucaristía es fuente y culmen de toda la vida cristiana". Pero la Eucaristía no puede ser centro y culmen de nada si
no hemos trabajado por suscitar la vida en el Espíritu entre los católicos a través
de la meditación y lectura de la Palabra de Dios, así como la oración cristiana
que hemos visto en los incisos a y b. Por lo tanto aunque existe esta celebración
en realidad no la vivimos, no celebramos el misterio de la pasión, muerte y resurrección
de Jesús que se ha quedado entre nosotros como el pan eucarístico que nos
fortalezca para la vida en medio del mundo con tantas tentaciones. La mayoría de
católicos solo van a misa de “cuerpo presente”, el cuerpo está ahí pero la
mente y el espíritu andan lejos, muy lejos.
d) La Comunión.- La comunión en griego se dice “Koinonia” y se entiende como la común
unión de sus miembros como fruto de la acción del Espíritu Santo en sus
corazones. Pero sin oración en común que es el momento donde se derrama el Espíritu
Santo en la comunidad, sin la enseñanza apostólica adecuada, sin celebrar con preparación
y como culmen de nuestra vida a la eucaristía, no podemos entrar en comunión con
los demás y por eso se dan tantos pleitos, chismes, rencores, separaciones, búsquedas
de poder, orgullo, presunción, vanidad y soberbia en nuestras parroquias.
Entonces nadie se sentirá a gusto porque si no hay comunión seria como ir a la
casa de nuestros enemigos esperando que al voltearnos nos den una puñalada, por
eso mejor muchos no acuden ni se acercan al trabajo pastoral en su parroquia,
por estos atentados a la comunión de los que seguro en alguna ocasión hemos
sido protagonistas.
Contra
la falta de Comunión.- Estas
cuatro características harían de las parroquias centros en donde se irradiara
la luz de Cristo a todos los habitantes a su alrededor, lograríamos lo que
nunca se ha logrado, atraer a una gran cantidad de hombres que están confundidos,
necesitados, enfermos, esclavos de los vicios y las pasiones del mundo a los
brazos de Jesús que los conduciría a su propia salvación y les daría una vida
nueva si deciden tenerlo como Señor. También lograríamos encender los corazones
ya apagados de tantos católicos que viven una vida aburrida y sin Dios, triste
y en la total depresión o libertina y desenfrenada. Ganaríamos muchas almas
para Cristo en vez de perder día con día una mas y ver tristemente las bancas
de nuestros templos cada vez mas vacías.
CUARTA RAZON:
DESCONOCER MI PROPIA FE
Un
hombre sin fe es un hombre peligroso porque no respeta nada ni tiene límites
morales de lo que puede o no puede hacer, es capaz de todo. Pero un hombre que
no le interesa su fe es un hombre libertino, hipócrita, perezoso, sinvergüenza,
es del todo incapaz de hacer cualquier cosa por su salvación porque no le
importa. Este es el gran problema de la mayoría de católicos, simplemente no
les importa la gran riqueza que Dios les ha querido heredar a través de su hijo
amado.
Dijo
San Jerónimo que desconocer las escrituras es desconocer a Cristo y es verdad
dogmatica de la Dei Verbum del Vaticano II, y puesto que la mayoría de católicos
ni siquiera abren la Biblia que tienen en su casa como adorno más que como
Palabra de Dios mediante la cual nos instruye y nos comunica su voluntad, podríamos
decir que la mayoría de católicos no conocen a Cristo aunque se llamen
orgullosamente cristianos.
La
gran mayoría de católicos desprecian su propia fe y dicen ser creyentes pero no
practicantes, como si fuera una vergüenza pertenecer a Cristo. Dice la teología
dogmatica que hay tres tipos de ateos: Positivos, Negativos y Prácticos. Los
ateos negativos son los que nunca han tenido la idea de Dios. Los ateos
positivos son los que teniendo la idea de Dios niegan su existencia. Por último
los más peligrosos, llamados ateos prácticos son los que admitiendo la
existencia de Dios, la niegan con sus obras, porque viven como si Dios no
existiera. Estos ateos prácticos son muchos desgraciadamente, casi todos los católicos.
El ateísmo práctico no es un tipo de pensamiento u opinión,
sino un modo de vida”. Esta clase puede ser más adecuadamente llamada como,
según queda descrito, conducta sin dios, que no se fija en ninguna filosofía o
ética, o fe religiosa. Son muchos los que viven tan olvidados
de Dios, que obran a cada paso como ateos en sus vida particular, con sus
amigos, con su familia, en su trabajo, etc; como si Dios no existiera.
Contra el desconocer mi propia fe.- Existen dos tipos de fe, el
primero es la fe natural que es propia del hombre y a través de la cual creo y confío
en todo lo que me rodea, lo que ven mis ojos, lo que sienten mis manos, lo que
escucho, lo que huelo incluso lo que pienso y que mi razón me confirma, esta fe
es un valor humano. El segundo tipo es la fe sobrenatural que únicamente es
suscitada por Dios en el hombre, es decir; es un don de Dios. A este don se
refiere Jesús cuando dice en el evangelio: «Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les
aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta
montaña: «Trasládate de aquí a allá», y la montaña se trasladaría; y nada sería
imposible para ustedes» (Mt 17,20). Asi que para incrementar nuestra fe, recobrarla o hacerla
surgir en nosotros si no la tenemos basta pedirle a Dios en oración que su Espíritu
Santo nos llene y nos regale el don de la Fe, para que nada se nos haga
imposible y seamos capaces de hacer grandes cosas.
QUINTA RAZON:
HOY LA FE SE OFRECE COMO UNA MERCANCÍA.
En
nuestros días encontramos cada vez mas grupos religiosos cristianos, mas de 35,000
denominaciones cristianas desde que Lutero y los reformadores se separaron del
tronco de la vid verdadera a que se refiere el capitulo 15 del Evangelio de San
Juan que es la Iglesia que Jesús fundo, la que después seria llamada Católica. Estos
nuevos grupos tienen una carrera y competencia contra la Iglesia para ganar más
miembros, arrancando del núcleo católico a los mas ignorantes y faltos de fe
que están dispuestos a cambiarse de religión por desconocer la suya propia como
ya explique en el punto anterior. Esto claramente por intereses económicos más
que evangélicos, ya que en estas sectas cada integrante debe dar el diez por
ciento de lo que gana (y comprobado con recibo de pago). Estas sectas hacen
todo lo posible por ganarse el gusto de los insensatos pseudocatolicos que van
a misa pero desconocen todo con respecto a su fe y por eso aceptan cualquier
oferta más atractiva mundanamente.
Y
es que la fe para muchos es un negocio redituable y bastante. Muchos pastores y
supuestos apóstoles o profetas (así se llaman a si mismos) protestantes se han
vuelto ricos con la fe del pueblo, deformando el mensaje de Jesús y adecuándolo
a sus necesidades egoístas y avariciosas. Esto se llama prostituir la fe al
poder del dinero y de esto son protagonistas lamentablemente todos los pastores
protestantes que olvidan que uno de los principios evangélicos es la pobreza, Jesús
fue pobre entre los pobres, miserable entre los más miserables, y enseño que en
los pobres debe haber una dicha y felicidad muy grandes ya que de ellos es el
reino de los cielos (Mt 5,3); también Jesús enseña que no se puede servir a dos
amos por lo tanto debemos servir a Dios o al dinero, quien quiere servir a los
dos con alguno queda mal (Mt 6,24); asi mismo Jesus dijo que es mas fácil que
un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de Dios (Mc
10,25) y algunos piensan que entonces hay una posibilidad de ser rico y llegar
al cielo, a ellos respondo que es un hebraísmo antiguo, quiere decir que es
imposible para un hombre adinerado entrar en el Reino de Dios a menos que
renuncie a su injusta riqueza y colabore con la justicia verdadera entregando a
los mas necesitados su dinero.
Estos
falsos pastores utilizan todos los medios de comunicación como internet, periódicos,
revistas, televisión, radio, libros, etc; para atraer nuevas personas a sus
sectas, y le llevan a la Iglesia muchísima ventaja en esto. Independientemente
del origen de sus recursos y los fines que busquen, iglesias como la Universal
del Reino de Dios o Pare de Sufrir, tiene presencia constante y efectiva en
radio y televisión y la mercancía que ofrece es justo la que quiere una persona
que está sumida en problemas que no tiene solución humana. ¿O qué decir del
culto a la santa muerte? Una “devoción” justo a la medida para “complacer” a
los sectores urbanos más necesitados como las personas subempleadas, de
educación y preparación nula o escasa, ladrones, secuestradores y toda clase de
delincuentes que forman el crimen organizado. Es decir, las sectas
cristianas y las no cristianas ofrecen a la fe como un producto de consumo.
Hacen comerciales con toda la mercadotecnia posible, engañando a la gente para
que les compren su producto: Una fe deformada pero adecuada a los gustos del
consumidor hasta en las mas minúsculas circunstancias. Además no son
improvisados sino verdaderamente vendedores profesionales capaces de vender
hasta el articulo mas innecesario e inútil a muy alto precio y como si fuera
una ganga, ese es el drama de la fe moderna deformada a nuestro placer por los “vendedores
de Dios”, los “estafadores expertos” que utilizan la fe para llegar al bolsillo
de los mas crédulos y les sacan hasta el último centavo. Qué tristeza que la fe
sea utilizada como un negocio y se quiera cobrar por lo que debe ser gratuito,
dice la Escritura: “Gratis lo recibisteis, dadlo gratis” (Mt 10,8).
SEXTA
RAZON:
LA
FALTA DE LA PRESENCIA DE DIOS.
La sexta razón es que los católicos
no nos atrevemos a ir mas alla, a remar mar adentro y descubrir lo mas profundo
de nuestra fe, no nos atrevemos a entregarnos y caminar en una fe totalmente
confiada en Dios. No somos capaces de darle a Dios nuestra vida y dejar que
reine el y solo el en nuestro corazón, no dejamos que Cristo invada nuestro corazón
y tome posesión de todos los rincones, sanando lo que esta lastimado y
renovando lo que ya se ha perdido.
Un ejemplo de esto son las
declaraciones de Mons. Walmor Oliveira de Azevedo, Obispo de Belo Horizonte,
Brasil, quien afirmó, en el marco del sínodo de los obispos que se realiza en
Roma, que las sectas siguen siendo un desafío porque el católico no ve en la
Iglesia la presencia de Dios. Y es que la diócesis de Belo Horizonte
registra una de las tasas más altas de fieles que dejan el catolicismo. Su
obispo afirma que no es un problema teológico, sino de método: “Muchas
veces la gente sencilla que abandona nuestra Iglesia no lo hace por lo que los
grupos no católicos creen, sino fundamentalmente por cómo viven esa
pertenencia, no por motivaciones dogmáticas, sino pastorales, no por
problemas teológicos, sino de método dentro de nuestra Iglesia“.
El Arzobispo destacó que
“muchos de los que se pasan a las sectas no quieren abandonar nuestra
Iglesia, pero buscan sinceramente a Dios“. Mons. Oliveira de Azevedo destacó
que por este motivo, “las sectas siguen siendo un enorme desafío para la Iglesia
católica y para afrontarlas es necesaria una estrecha conexión entre el
ministerio celebrado y el ministerio testimoniado, entre la palabra
proclamada y escuchada y el testimonio personal“. El Arzobispo subrayó que las
personas que llenan las sectas en América Latina provienen del catolicismo e
hizo hincapié en que “basta que se pasen a esas sectas, para que cambien el
modo de comportarse”, pues “asumen un digno comportamiento moral, dejando
a un lado todo lo que parece indigno en la nueva vida de creyentes. La
Palabra que escuchan es formativa para sus vida, alimenta sus espíritus y
testimonian los valores religiosos que ahora interiorizan”. Mons. Oliveria de
Azevedo señaló que es necesario preguntarse qué encuentran estos fieles en las
sectas, “este es un punto en el que hay que reflexionar”, concluyo.
Y no es que Dios no esté
presente en la Iglesia católica que Jesús mismo fundó sino que el catolicismo
aparte de ignorante es apático, conformista, perezoso, antipático y desinteresado;
por lo que Dios no es una realidad presente en los que no quieren acercarse a él
aunque tengan todos los medios y herramientas para ello. El Señor nos quiere
fieles o infieles, comprometidos o desinteresados, con fe o sin ella, es decir
sinceros, no quiere hipócritas en su Iglesia, quiere fríos o calientes, porque
a los tibios los vomita (Ap 3,16).
Contra
la falta de presencia de Dios.- Nada mas bueno para que
Dios haga presencia en mi vida y la transforme que entregársela completamente y
sin limitaciones, que decidirnos por Cristo en vez de por el mundo, que pasar
de centrarnos en las creaturas a tener a Dios como lo mas importante en nuestra
vida, como el centro de nosotros mismos. Por eso si no hay entrega no hay
presencia, no porque Dios no pueda entrar en nuestros corazones sino porque
respeta nuestra decisión y nunca nos obliga a nada, ni a salvarnos. Pero quiere
que nos salvemos porque nos ama.
Victor Hugo Mena Hernandez
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